Ante la manipulada idea del periodismo ciudadano, Jeff Jarvis propone la de un periodismo social, de una deconstrucción transformadora que vuelve a entender al rubro como un servicio y no como un espectáculo. Jarvis estuvo en contacto directo con la maquinaria productora de la cultura pop mientras trabajaba en TV Guide y en People como crítico de televisión, e inclusive fue quien encaminó la idea de Entertainment Weekly, la revista estadounidense de análisis de cultura general para el público consumidor. Ahora, como profesor en la Craig Newmark Graduate School of Journalism, de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, propone un título para especializarse en la perspectiva que desglosará este jueves en la Media Party 2018.
¿Qué función le daría al periodismo en la actualidad?
–Últimamente cambié mi definición por ésta: el periodismo debe convocar a las comunidades a conversaciones civiles, informadas y productivas. La información sigue en el centro de esa definición, pero estamos aprendiendo que la civilidad es una precondición necesaria para que las personas estén abiertas a otras perspectivas e inclusive a otros hechos. Por ello creo que, dentro de las redes sociales, los periodistas deben construir puentes entre comunidades para hacer que “los desconocidos sean más conocidos”. También veo que el periodismo debe construir su valor al ayudar a la gente a mejorar sus vidas y comunidades.
¿Y cuál es su propuesta de un “periodismo social”?
–El periodismo social, que es un programa que inicié en Newmark School of Journalism, comienza a partir de las comunidades y no del contenido. Hacemos que los estudiantes escuchen, observen y reflexionen sobre las necesidades de las comunidades antes de decidir qué tipo de periodismo pueden hacer para ayudar a estos grupos a cumplir sus metas. Normalmente, esperamos que los periodistas entreguen sumarios de historias que creen que la gente querrá leer. Eso es un vestigio de los medios masivos de comunicación y la era de Gutenberg, cuando el periodismo requería servir a todas las personas como si fueran la misma. Eso era un mito. El periodismo no se trata de crear un producto llamado “contenido” sino de proveer un servicio a la gente y las comunidades. Para ello, lo primero que hay que hacer es escuchar a esas personas. De eso se trata el periodismo social.
En un artículo publicado por la Asociación de Entidades Periodisticas Argentinas (Adepa), Jarvis dijo que la clave tecnológica que le faltaba a los medios para evolucionar era la de ofrecer contenido perfilado para sus usuarios. ¿Qué hay de la posibilidad de que perfilar el contenido de esta manera haga que pierda su valor como información relativamente objetiva? “El periodismo objetivo es un mito”, señala. “Todos, incluyendo los periodistas, tenemos una subjetividad, una perspectiva, una experiencia de vida.”
En ese caso, ¿no es necesario que el comunicador haga transparente esa perspectiva?
–Sí, es crítico que podamos ser abiertos con respecto a esto para que el público pueda juzgar nuestro trabajo en consecuencia. Como algunos decimos, “la transparencia es la nueva objetividad”. No estoy sólo diciendo que debemos perfilar el contenido para nuestros usuarios, eso es sólo el comienzo. En lugar de tomar el contenido que ya hacemos y apuntar nuestros métodos de marketing para el público, necesitamos trabajar en apuntar nuestros reportajes –el origen del periodismo– a las personas que servimos, entendiendo sus necesidades. Y tenemos nuevas herramientas que internet nos ofrece para hacerlo. Creo que el periodismo siempre se trató de actuar por una causa: por la justicia, la igualdad o los más débiles, para dejar expuesto el poder a la inquisición pública. Nosotros debemos ser aliados tanto del público y de la verdad.
Los millennials y centennials construyeron relaciones muy fuertes con los llamados “influencers”. Si estos tuvieran el título de periodistas, ¿sería lo suyo una forma de periodismo social?
–He aprendido lecciones en Vidcon, una conferencia donde se reúnen fanáticos de YouTube, que ahora enseño en el ciclo de periodismo social, y las fundamentales son la necesidad de llevar el periodismo hacia la gente donde sea que esté, sea por Youtube, Facebook o WhatsApp) y de que nuestro contenido sea viralizable, así pueden volver informados los debates de la gente. Eso es lo que aprendí en aquella conferencia y pude decirles a nuestros estudiantes y colegas que no sólo pueden “crear historias” sino que también necesitan producir contenido periodístico que se convierta en “objeto social” que la gente quiera compartir entre sí. Los “tipos malos” son los que hacen eso con la desinformación. Nosotros debemos batallar eso con información.