El destacado periodista Ernesto Cherquis Bialo dice que el 60% de los cronistas está dentro del sistema que tiene los derechos televisivos del fútbol y busca entretener para no profundizar.
Ernesto Cherquis Bialo exhibe su trayectoria dando testimonio con una riqueza de vocabulario ejemplar. Su capacidad de adaptación le permitió atravesar todos los escollos que la evolución del periodismo impuso. Desde sus inicios en el diario Clarín, el paso exitoso por la revista El Gráfico, hasta la actualidad que lo encuentra como columnista del portal de noticias Infobae. Desde ese lugar afirma: “El periodismo convierte hoy en fugaz lo importante y en importante lo fugaz”. Describe cómo la grieta entre “conceptualistas y tacticistas” fragmentó a la opinión pública futbolística. “Hoy el 60 por ciento de los periodistas están dentro del sistema que maneja los derechos televisivos que busca entretener para no profundizar”, señala. Destaca la capacidad futbolística de Rosario. Y como biógrafo de Carlos Monzón, sentencia: “La serie es lamentable”.
¿Hacia dónde va el periodismo?
“Para evaluar hacia dónde va debemos analizar de dónde proviene. El periodismo deportivo de antes tenía actores exhibidos presencialmente, por lo tanto se requería de una literatura para describir con fidelidad lo que el periodista sentía más que aquello que veía. Sentía asombro por Sarlanga, Rojitas, Rattín, Gatica, Fangio, Emiliozzi, el Negro González, De Vicenzo. Para esos periodistas eran los héroes de las epopeyas que no eran seguidas ni tampoco vistas con la frecuencia minuciosa que permitió la tecnología posterior. Por lo tanto no sabemos si fueron tan grandes, pero El Gráfico los reflejó grandes. Por lo tanto, si El Gráfico los reflejó así, eran indiscutiblemente grandes. Porque la Biblia no se discute, se discurre. Era nuestro VAR, ya que el lector lo esperaba para ver si fue penal o no. Ese periodismo no requería de conocimientos técnicos ni tácticos, los comentaristas de fútbol no sabían de fútbol. Sabían de protagonistas del fútbol. Entonces podían hacer la apología de La Máquina, la inconfundible habilidad de Rojitas o la magia de Bochini, porque eran los héroes que se descubrían a su vista y se describían con prosa. Para eso el periodista debía leer mucho, tener una gran gimnasia en la lectura, un gran manejo idiomático, una buena estructura del idioma y elaborar buenas oraciones. Tanto para la prensa escrita como para la radial. La televisiva llegaría después. Pero esos periodistas no tenían el conocimiento técnico que hizo que después se incorporaran otros factores a la crónica y otros actores a la historia.”
Esas corrientes que dividieron al público. ¿Continúan?
“Por supuesto que sí. En Clarín siguieron con Pagani y Cardozo. Hasta que la conquista del Mundial 86 hizo implosionar a la sección. Y continuó porque más allá de los sucesos de Menotti en Barcelona, Sampdoria, Boca, River, Independiente y Central, a pesar de todo ello, el concepto quedó tan codificado que se convirtió en dogma. Los menottistas son dogmáticos y los bilardistas son pragmáticos. Por eso los primeros continúan el debate con el talento de los jugadores, que para ellos son la base inspiradora del fútbol; mientras que los segundos terminan la discusión con los resultados. Pero pese a la diferencia hay una coincidencia superadora.”
¿Hoy hay más espacio que concepto?
“Obvio. La superficie supera el contenido. Por eso se llena y no se produce. Y la multiplicidad hace fugaz lo importante e importante lo fugaz. Antes se discutía y mucho el contenido que se volcaba en el poco espacio disponible, hoy la consigna pasa por llenar, llenar y llenar. Porque hay más espacio que el valor del producto que ofrecemos. Y eso cambió la esencia. Porque también hay que remarcar que antes los periodistas eran más honestos, uno podía poner las manos en el fuego por ellos más allá de sus posiciones, en cambio hoy tenemos dudas sobre la honestidad de algunos. Antes los periodistas conservaban su identidad de preferencia futbolística cual secreto virginal para preservar su credibilidad, que era sagrada. Los más grandes periodistas murieron generando una discusión de sospecha sobre de qué cuadro eran. Hoy los periodistas se ofrecen para representar a clubes en programas abiertos para convertirse en panelistas calificados. Antes los periodistas se negaban a participar en programas partidarios, aún siendo incipientes. Ahora no tienen ningún inconveniente en identificarse y tampoco en ser partidarios. La credibilidad dejó de ser un capital.”
¿Eso a qué responde?
“Antes no había sistema, había medios. Hoy existe un sistema que establece que un 60 por ciento de los periodistas deportivos, de manera directa o indirecta, pertenece a ese sistema que tiene los derechos de televisión para emitir el fútbol, que hoy son TNT y Fox, que ayer fue TyC. Ese sistema no tiene independencia porque para tener los eventos a transmitir hay que firmar contratos, los que son rubricados con AFA y Superliga, que está integrada por los directivos del fútbol, y estos dirigentes que antes iban a ver al secretario de redacción o al jefe de programación o al gerente del canal, ahora levantan el teléfono y llaman al jerárquico más poderoso del sistema integrado y piden que saquen a tal periodista por su espíritu crítico. Porque ese jerárquico del sistema sabe que cuando haya que renovar el contrato de TV necesitará la firma y el apoyo de ese directivo que pide sacar al díscolo. Cuanto más importante sea el club de ese dirigente, más difícil es eludirlo.”
¿Por lo que dice del fútbol, lo importante es un protagonista de reparto?
“Hoy un meme es más click en los medios tecnológicos que una columna de García Márquez, Panzeri o el Negro Fontanarrosa. La tecnología hace que todo sea fugaz, frívolo, que todo sea leve, que no entremos a lo importante, que lo urgente pase a ser más leído que lo importante. Y que lo importante no se aborde porque el sistema ha convertido al periodismo en un elemento de entretenimiento. Entonces arman un programa con uno de Central, otro de Newell’s, uno de River, otro de Boca, un moderador y que se peleen así tengo el debate asegurado y el televidente u oyente se siente representado, pero mal representado. Entonces se produce la primera ecuación inversa, porque antes la gente de la tribuna hablaba como los periodistas en fábricas y bares, en cambio hoy los periodistas hablan como los hinchas.”
Y la opinión, sin espacio.
“Un productor tiene el trabajo de recordarles a los periodistas o panelistas por la cucaracha que de tal o cual tema no hay que opinar porque la misión es entretener, y si opinan sólo deben hacerlo sobre el juego, y que en ese contexto lo único cuestionable son los árbitros. Ese sistema es el que hoy tiene ocupado el mayor espacio periodístico en el deporte.”
¿Dónde habita el periodismo libre y la libertad expresiva?
“En el café, las redes sociales y algunos medios mayoritariamente del interior del país que no forman parte del sistema. Pero no es un dato menor la penetración del sistema mediático desde Buenos Aires al resto del país, como tampoco lo es que el 65 por ciento de los tratamientos periodísticos de este sistema destinado a entretener gira en torno a Boca y River, dejando un porcentaje minoritario para otros clubes importantes, entre los que están Central y Newell’s. Es tan sesgado el sistema periodístico actual que consideran más importante a Marcelo Bielsa para Newell’s que el propio Newell’s. Por eso en aquella grieta entre el conceptualismo y el tacticismo, Bielsa fue un socio absolutamente involuntario de la discusión del valor del jugador y el valor de la táctica. Hay un hecho nuevo a partir de Bielsa: el ejercicio del liderazgo. Bielsa abrió la puerta sobre el valor del liderazgo en el fútbol. Porque el grupo no se lidera con lo que se dice sino con lo que se hace. Y por eso Bielsa es la vara más alta de la ética entre el discurso y la realidad.”
Fuente: La Capital de Rosario