Por Antonela Galán

El avance acelerado de las nuevas tecnologías genera en la humanidad preocupación y muchos interrogantes de cómo será el futuro. El licenciado en psicología e investigador en formación de la UBACyT, Lorenzo Galán, nos brindó los datos necesarios para comprender este fenómeno.

Cuando se habla de inteligencia artificial automáticamente se la relaciona con imágenes de robots que ejecutan tareas humanas, y es aquí donde se manifiesta la preocupación de que estos podrían llegar a reemplazar los trabajos que actualmente el hombre realiza.

Pero en realidad, “la IA es una herramienta que nos permite detectar, predecir y generar conocimiento, y desde la perspectiva de la psicología, si bien la IA ha avanzado a pasos agigantados en los últimos tiempos, como lo es el caso DALLE, o GPT, aún está lejos de cumplir con las mismas funciones que los seres humanos. Esto se debe, a que una de las principales diferencias es la inexistencia de conciencia, es decir el conocimiento de su propia existencia como ente”, destacó Lorenzo Galán.

Además, sostuvo que hay que comprender que detrás de cada inteligencia artificial hay una gran base de estadística, matemática y de programación que permite hacer detecciones o predicciones en algunos campos, como por ejemplo en la medicina. Aquí una de sus aplicaciones es la interpretación de estudios médicos y su diagnóstico realizado sin necesidad de un profesional de la salud.

Por otro lado, la IA cuenta con un subcampo denominado Machine Learning (aprendizaje automático) el cual desarrolla algoritmos y modelos que le permiten a las computadoras aprender a través de la experiencia, es decir que no se encuentren programadas explícitamente para realizar una tarea específica. Aquí, se presenta el aprendizaje supervisado donde el ser humano entrena estos modelos para que luego se vayan perfeccionando mientras realizan sus tareas individualmente y el no supervisado que deja de lado el entrenamiento anterior y opta por aprender identificando patrones.

Otras de las ramas de la inteligencia artificial que se enfoca en desarrollar sistemas que puedan reconocer, interpretar, procesar y simular emociones humanas denominada Affective Computing a partir de expresiones faciales, la voz y el texto, resaltó el Licenciado.

Por lo tanto, la inteligencia artificial es una herramienta más para la humanidad, y no intenta reemplazarla, ya que puede realizar trabajos mecánicos que no requieren pensamiento crítico, autoconciencia, grandes habilidades sociales y empatía. Esta puede servir para solucionar los problemas sociales, donde sus efectos y/o consecuencias dependen del uso que se le brinde y de quién le da de aprender.

* Este artículo es parte de la edición de MAYO 2023 del newsletter LINKEADOS de la Facultad de Periodismo y Comunicación de la Universidad FASTA *