En el marco del 30º aniversario de vida institucional, el equipo de gestión de Humanidades de la Universidad Fasta comunica la reapertura de una Unidad Académica: la Facultad de Humanidades.
Las palabras, deseos y desafíos de su nueva decana, la Dra. María Clara Lucifora, dan cuenta de este laborioso proyecto.
Clara se incorporó al mundo académico de la Ufasta en el 2004 en su rol de Secretaria de Pastoral. Luego de casi diez años de incesante aporte a la vida institucional, en 2013 asumió la dirección del Departamento de Formación Humanística. Convencida de su aporte y experiencia en estas temáticas, supo combinar dos pasiones: la vida cristiana con las letras. En 2016 obtuvo su Doctorado en Letras en la UNMdP, luego de realizar un Máster en la Universidad de Santiago de Compostela (España) y la University of St. Andrews (Escocia).
Marplatense y con 38 años, hoy asume el liderazgo del decanato de la Facultad de Humanidades.
¿Por qué hablamos de una reapertura de la Facultad de Humanidades?
En su momento, la Facultad de Humanidades se desarrolló en dos áreas específicas: Comunicación y Educación. Es por eso que se decidió fundar dos Escuelas radicadas en la Facultad de Humanidades, pero enfocadas en esas áreas disciplinares específicas. Con los años, ambas unidades académicas fueron creciendo y se transformaron en las actuales Facultad de Ciencias de la Educación y en la Facultad de Periodismo y Comunicación. Por otro lado, en 2008, se fundó la Escuela de Humanidades, en la cual se inició el cursado de la Licenciatura en Educación Religiosa y una amplia propuesta de extensión. En este panorama, la Facultad de Humanidades como tal había quedado “en suspenso”. Hoy, gracias al crecimiento de la propuesta académica en el área de las Humanidades y al aporte fundamental que esta área realiza a la misión institucional, la Universidad ha decidido reabrir esta Facultad y asumimos el desafío con gran alegría.
¿Cómo se da el paso de la Escuela a la Facultad?
El paso de la Escuela a la Facultad se produce porque la Escuela de Humanidades ha ido creciendo en los últimos años; por lo tanto, transformarse en Facultad es un gran reconocimiento de ello y también un impulso para seguir generando nuevas propuestas. Nos permitirá desarrollar y acompañar, de una manera más efectiva y decisiva, las políticas universitarias. Tener una Facultad de Humanidades supone otorgar un lugar principal, junto con las otras Facultades, a la formación en humanidades, que es prioritaria en el cumplimiento de la misión institucional. Por otro lado, el desarrollo del área se verá favorecido por la estructura propia de la facultad, en lo que tiene que ver con su propio funcionamiento y con la inserción en la universidad. Además, es importante en relación con la proyección externa, dado el consenso mundial respecto de la importancia y el rol de estas estructuras en las universidades.
¿Qué significa dirigir esta Facultad, en lo profesional y también en lo personal?
Desde que inicié mi carrera académica, tenía la ilusión de poder algún día realizar un aporte concreto a la sociedad, reivindicando el enorme valor que tienen las humanidades para cambiar el mundo. Escuchaba aquí y allá, en Europa y en Argentina, que esta área de conocimiento iba perdiendo terreno en la sociedad, que sufría la desfinanciación de instituciones y gobiernos, porque al no generar productos concretos, no resultaba rentable económicamente y, por lo tanto, no servía. De a poco, el mundo se va dando cuenta de que ese camino es perjudicial, porque, en línea con lo que afirma el Papa Francisco, cualquier propuesta política, económica, tecnológica que olvide al hombre y avasalle su dignidad no puede ser llamada progreso. Es por eso que esta oportunidad de dirigir la Facultad supone para mí un gran crecimiento tanto a nivel personal como profesional, porque implicará llevar adelante proyectos que busquen restaurar el valor de las humanidades en los ámbitos donde ya estamos presentes, pero también en nuevos espacios que requieran de esta mirada. Y esta tarea demandará que siga formándome, investigando y creciendo en la vida académica, así como también desarrollándome en lo personal al ejercitar habilidades como el trabajo en equipo, la escucha activa, el respeto por el otro, la capacidad de adaptación y la empatía.
¿Cuáles son las fortalezas que tiene la Facultad de Humanidades en este momento?
La Facultad de Humanidades cuenta con propuestas caracterizadas por ser originales y de un excelente nivel académico, contando con un gran reconocimiento entre alumnos, graduados y también en la comunidad. Además, nuestra oferta es totalmente a distancia, lo que, a través del uso de las TICs, permite la interactividad entre los participantes, una formación permanente y dinámica, así como la posibilidad de acceder y cursar desde el lugar donde el estudiante se encuentre, solo con un dispositivo conectado a internet. “Creo que estas cuestiones son fortalezas indispensables en el contexto universitario actual”, resaltó Clara, quien destacó el acompañamiento de un equipo de trabajo de gestión, promoción y docencia comprometido fuertemente con la tarea. “Además, hemos dado pasos decisivos tanto respecto de la Internacionalización, concretando convenios con diversas instituciones y con dos unidades de extensión propias en Perú y Ecuador; como respecto de la Investigación, contando con una revista científica indexada y proyectos de investigación que abordan problemáticas del mundo actual desde la perspectiva del humanismo cristiano. Ahora, es cuestión de seguir creciendo”.
Los desafíos del futuro
En miras hacia el futuro, la Decana como representante de la Facultad de Humanidades, expresa los deseos de continuar ampliando la propuesta académica para abordar las problemáticas del mundo actual desde la perspectiva humanística, de una manera innovadora e interdisciplinaria; así como de intensificar el constante y dinámico trabajo del equipo que lidera.
¿Cuáles son tus desafíos para el futuro?
Los académicos de las Humanidades tenemos el desafío de salir de nuestra zona de confort, donde pensamos y teorizamos en la abstracción, para realizar un aporte concreto al mundo que nos rodea. Lograr desarrollar, como dice nuestro lema, un humanismo cristiano para el siglo XXI es uno de los desafíos más grandes a los que me enfrento como decana. Pero no lo hago sola, sino que me acompaña un gran equipo de personas, que tienen diversos talentos, trayectorias académicas y vitales, conocimientos, personalidades, todo ello al servicio de este objetivo común. Es por eso que otro de los desafíos que asumo con alegría es lograr que cada uno de ellos pueda hacer su aporte significativo y único y que puedan realizarse en esta tarea. Creo que liderar un equipo es como armar un rompecabezas siempre dinámico: las partes están y tienen sus rasgos peculiares, y juntas lograrán conformar un todo en continuo movimiento. Finalmente, pero no menos importante, tengo el desafío de que la facultad acompañe y apoye las políticas universitarias, especialmente aquellas que busquen afianzar y desarrollar su misión, trabajando por el crecimiento de la universidad y por su posicionamiento a nivel local, regional, nacional e internacional.