En el marco de la Semana del Medio Ambiente, que este año está enfocada en la lucha contra la contaminación del aire, se entrevistó a los titulares de la Cátedra Abierta de Medio Ambiente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad FASTA para aprender más sobre este tema y sobre cómo podemos ayudar para evitar contaminar el aire.
Las actividades humanas transforman el planeta de manera evidente. Lo hacen de manera directa o indirecta, a corto, mediano y largo plazo, a pequeña, mediana y a gran escala. Muchas desoídas veces, las voces que reclaman mesura en las actividades económicas y conciencia en las actividades cotidianas tienen espacio en la Semana del Medio Ambiente, espacio de reflexión acerca de la forma en que impacta en el medio ambiente nuestra humana presencia.
Desde 1974, cada 5 de Junio se da inicio a la celebración de la Semana del Medio Ambiente, en conmemoración de la Conferencia de Estocolmo que tuvo lugar en 1972. Durante esta semana, diversas organizaciones relacionadas con el medio ambiente realizan eventos y actividades para aumentar el nivel de conciencia acerca de los cuidados sobre cuestiones ambientales y el desarrollo sustentable, siendo estas acciones orientadas hacia la concientización de las personas y las empresas acerca del impacto de las acciones diarias, como así también funcionando como pedido de políticas públicas que favorezcan estos cuidados.
Convocada por el gobierno de Suecia en conjunto con las Naciones Unidas, la Conferencia de Estocolmo fue la primera convocatoria mundial sobre cuestiones ambientales internacionales de la ONU. Este hecho marcó un punto de inflexión en el desarrollo de políticas públicas en torno a los cuidados del medio ambiente. Las discusiones de la Conferencia entre las naciones dieron como resultado un documento llamado Declaración de Estocolmo, el cual contiene una serie de proclamaciones y principios, inicio fundacional de lo que se conoce como Derecho Ecológico.
Cada Día Mundial del Medio Ambiente se centra en un tema con el que concienciar al público sobre un asunto ambiental particularmente apremiante. El tema para 2019 gira en torno a la «Contaminación del aire»: una llamada a la acción con que ayudar a combatir un grave problema que afecta a millones de personas en todo el mundo. Nueve de cada diez personas en todo el mundo están expuestas a niveles de contaminación que superan los niveles de contaminación señalados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según Naciones Unidas, éstos son las principales causas de la contaminación del aire:
Para conocer más acerca de las implicancias de la Semana del Medio Ambiente, consultamos a algunos docentes de nuestra Universidad. Esta vez, elegimos a la Dra. Silvia De Marco y al Ing. Mariano Sollazzo, docentes e investigadores de la Facultad de Ingeniería de la Universidad FASTA, y ambos miembros del Proyecto de Extensión Cátedra Abierta de Medio Ambiente “SUMARconCIENCIAS”.
¿Qué debemos aprender a través de la celebración de la Semana del Medio Ambiente y sus actividades?
Silvia De Marco: La Semana del Medio Ambiente es una oportunidad para reflexionar acerca de qué planeta tenemos, qué planeta queremos, y que planeta dejaremos a nuestras siguientes generaciones. Darnos oportunidad para pensar en los modos mediante los cuales podemos cambiar nuestras conductas cotidianas. Una oportunidad para estar alerta y reflexivo sobre nuestras mínimas acciones. Una oportunidad para pensar globalmente y actuar localmente. Una oportunidad para reducir el consumo de energía y de materia, una oportunidad para rechazar la oferta que el consumismo tiene para ofrecernos todos los días. Una oportunidad para ser más inteligentes en el uso de los recursos, una oportunidad para disfrutar, valorar y proteger lo que la naturaleza nos brinda. La naturaleza es imprescindible para nuestra vida y supervivencia. Nosotros no.
¿Qué impacto tiene hoy en día la Conferencia de Estocolmo?
SDM: En primer lugar la conferencia marcó un hito, un punto de inflexión en la sociedad global, ya que fue la primera gran conferencia organizada que abordó protagónicamente cuestiones ambientales, que también marcó un punto de inflexión en el desarrollo de la política internacional en estas cuestiones. Esta conferencia representa un punto de partida para el análisis de políticas, instituciones, leyes y el estado y grado de conservación de los recursos naturales y el ambiente en general.
¿Qué actividades puede realizar un ciudadano común, o debe dejar de hacer, para intentar no contaminar el aire?
Mariano Sollazo: La contaminación atmosférica es un tema muy complejo y requiere del análisis de especialistas. Como ciudadano formado en la Ingeniería Ambiental, desde lo cotidiano, la invitación es: tomar conciencia, instruirse, estar alerta y consciente de toda actividad que involucre quema de combustibles (gas, combustibles de auto, energía eléctrica producida a partir de la transformación de la energía de los combustibles). Estas acciones podrían ser consideradas irrelevantes en términos de contribución. Y sí, efectivamente lo son, en relación con la combustión de gases a nivel industrial, por ejemplo. Pero si todos actuáramos como ciudadanos responsables, no derrocháramos energía en nuestras tareas cotidianas, no prendiéramos en vano la luz (porque en nuestra región la luz proviene de quema de combustibles), ni la hornalla al máximo cuando no se necesita, si fuéramos más eficientes en el uso de automóviles, y adoptáramos conductas solidarias y trasladar el auto no con uno sino con más pasajeros, ese poquito suma. Tal vez no en cantidad, pero sí en actitud. Pero no hay que ser ingenuo: el ciudadano DEBE EXIGIR políticas públicas que conlleven a la reducción de la combustión: Los medios de transporte público y los camiones, debieran ser monitoreados sistemáticamente en la cantidad y calidad de gases que emiten. Debiera impedirse la quema de cubiertas en manifestaciones, que generan contaminación puntual de gran envergadura en el lugar donde son quemadas.
¿Qué puede hacer Mar del Plata para ser una ciudad que busca mejorar sus indicadores de contaminación del aire?
MS: La responsabilidad máxima está en el estado, en su obligación de llevar adelante programas de monitoreo de la calidad del aire, controlar las emisiones industriales y las de los medios de transporte y mejorar la situación de los rellenos sanitarios, tal que se minimicen los incendios naturales o provocados, y se den las condiciones para la degradación controlada de los residuos
Más acerca de la Declaración de Estocolmo
Sobre las Proclamaciones:
Proclamación 1: El hombre es a la vez obra y artífice del medio que lo rodea, el cual le da el sustento material y le brinda la oportunidad de desarrollarse intelectual, moral, social y espiritualmente. En la larga y tortuosa evolución de la raza humana en este planeta se ha llegado a una etapa en que, gracias a la rápida aceleración de la ciencia y la tecnología, el hombre ha adquirido el poder de transformar, de innumerables maneras y en una escala sin precedentes, cuando lo rodea. Los dos aspectos del medio humano, el natural y el artificial, son esenciales para el bienestar del hombre y para el goce de los derechos humanos fundamentales, incluso el derecho a la vida misma.
Proclamación 2: La protección y mejoramiento del medio humano es una cuestión fundamental que afecta al bienestar de los pueblos y al desarrollo económico del mundo entero, un deseo urgente de los pueblos de todo el mundo y un deber de todos los gobiernos.
Proclamación 3: El hombre debe hacer constantemente recapitulación de su experiencia y continuar descubriendo, inventando, creando y progresando. Hoy en día, la capacidad del hombre de transformar lo que lo rodea, utilizada con discernimiento, puede llevar a todos los pueblos los beneficios del desarrollo y ofrecerles la oportunidad de ennoblecer su existencia. Aplicado errónea o imprudentemente, el mismo poder puede causar daños incalculables al ser humano y a su medio. A nuestro alrededor vemos multiplicarse las pruebas de daño causado por el hombre en muchas regiones de la tierra: niveles peligrosos de contaminación del agua, el aire, la tierra y los seres vivos, grandes trastornos del equilibrio ecológico de la biosfera; destrucción y agotamiento de recursos insustituibles y graves deficiencias, nocivas para la salud física, mental y social del hombre, en el medio por él creado, especialmente en aquel en que vive y trabaja.
Proclamación 4: En los países en desarrollo, la mayoría de los problemas ambientales están motivados por el subdesarrollo. Millones de personas siguen viviendo muy por debajo de los niveles mínimos necesarios para una existencia humana decorosa, privadas de alimentación y vestido, de vivienda y educación, de sanidad e higiene adecuados. Por ello, los países en desarrollo deben dirigir sus esfuerzos hacia el desarrollo, teniendo presentes sus prioridades y la necesidad de salvaguardar y mejorar el medio. Con el mismo fin, los países industrializados deben esforzarse por reducir la distancia que los separa de los países en desarrollo. En los países industrializados, los problemas ambientales están generalmente relacionados con la industrialización y el desarrollo tecnológico.
Proclamación 5: El crecimiento natural de la población plantea continuamente problemas relativos a la preservación del medio, y se deben adoptar normas y medidas apropiadas, según proceda, para hacer frente a esos problemas. De cuanto existe en el mundo, los seres humanos son lo más valioso. Ellos son quienes promueven el progreso social, crean riqueza social, desarrollan la ciencia y la tecnología y, con su duro trabajo, transforman continuamente el medio humano. Con el progreso social y los adelantos de la producción, la ciencia y la tecnología, la capacidad del hombre para mejorar el medio se acrece cada día que pasa.
Proclamación 6: Hemos llegado a un momento de la historia en que debemos orientar nuestros actos en todo el mundo atendiendo con mayor cuidado a las consecuencias que puedan tener para el medio. Por ignorancia o indiferencia podemos causar daños inmensos e irreparables al medio terráqueo del que dependen nuestra vida y nuestro bienestar. Por el contrario, con un conocimiento más profundo y una acción más prudente, podemos conseguir para nosotros y para nuestra posteridad unas condiciones de vida mejores en un medio más en consonancia con las necesidades y aspiraciones del hombre. Las perspectivas de elevar la calidad del medio y de crear una vida satisfactoria son grandes. Lo que se necesita es entusiasmo, pero a la vez, serenidad de ánimo; trabajo afanoso, pero sistemático. Para llegar a la plenitud de su libertad dentro de la naturaleza, el hombre debe aplicar sus conocimientos a forjar, en armonía con ella, un medio mejor. La defensa y el mejoramiento del medio humano para las generaciones presentes y futuras se ha convertido en meta imperiosa de la humanidad, que ha de perseguirse al mismo tiempo que las metas fundamentales ya establecidas de la paz y el desarrollo económico y social en todo el mundo, y de conformidad con ellas.
Proclamación 7: Para llegar a esa meta será menester que ciudadanos y comunidades, empresas e instituciones, en todos los planos, acepten las responsabilidades que les incumben y que todos ellos participen equitativamente en la labor común. Hombres de toda condición y organizaciones de diferente índole plasmarán, con la aportación de sus propios valores y la suma de sus actividades, el medio ambiente del futuro. Corresponderá a las administraciones locales y nacionales, dentro de sus respectivas jurisdicciones, la mayor parte de la carga en cuanto al establecimiento de normas y la aplicación de medidas en gran escala sobre el medio. También se requiere la cooperación internacional con objeto de allegar recursos que ayuden a los países en desarrollo a cumplir su cometido en esta esfera. Hay un número cada vez mayor de problemas relativos al medio que, por ser de alcance regional o mundial o por repercutir en el ámbito internacional común, requerirán una amplia colaboración entre las naciones y la adopción de medidas por las organizaciones internacionales en interés de todos. La conferencia encarece a los gobiernos y a los pueblos que aúnen sus esfuerzos para preservar y mejorar el medio humano en beneficio del hombre y de su posteridad.
Sobre los Principios:
Principio I. El hombre tiene el derecho fundamental a la libertad, la igualdad y el disfrute de condiciones de vida adecuadas en un medio de calidad tal que le permita llevar una vida digna y gozar de bienestar y, tiene la solemne obligación de proteger y mejorar el medio para las generaciones presentes y futuras. A este respecto, las políticas que promueven o perpetúan el apartheid, la segregación racial, la discriminación, la opresión colonial y otras formas de opresión y de dominación extranjera quedan condenadas y deben eliminarse.
Principio 2. Los recursos naturales de la tierra, incluidos el aire, el agua, la tierra, la flora y la fauna y especialmente muestras representativas de los ecosistemas naturales, deben preservarse en beneficio de las generaciones presentes y futuras mediante cuidadosa planificación u ordenación, según convenga.
Principio 3. Debe mantenerse y, siempre que sea posible, restaurarse o mejorarse la capacidad de la tierra para producir recursos vitales renovables.
Principio 4. El hombre tiene la responsabilidad especial de preservar y administrar juiciosamente el patrimonio de la flora y fauna silvestres y su hábitat, que se encuentran actualmente en grave peligro por una combinación de factores adversos. En consecuencia, al planificar el desarrollo económico debe atribuirse importancia a la conservación de la naturaleza, incluidas la flora y fauna silvestres.
Principio 5. Los recursos no renovables de la tierra deben emplearse de forma que se evite el peligro de su futuro agotamiento y se asegure que toda la humanidad comparte los beneficios de tal empleo.
Principio 6. Debe ponerse fin a la descarga de sustancias tóxicas o de otras materias y a la liberación de calor, en cantidades o concentraciones tales que el medio no pueda neutralizarlas, para que no se causen daños graves o irreparables a los ecosistemas. Debe apoyarse la justa lucha de los pueblos de todos los países contra la contaminación.
Principio 7. Los estados deberán tomar todas las medidas posibles para impedir la contaminación de los mares por sustancias que puedan poner en peligro la salud del hombre, dañar los recursos vivos y la vida marina, menoscabar las posibilidades del esparcimiento o entorpecer otras utilizaciones legítimas del mar.
Principio 8. El desarrollo económico y social es indispensable para asegurar al hombre un ambiente de vida y trabajo favorable y crear en la tierra las condiciones necesarias para mejorar la calidad de la vida.
Principio 9. Las deficiencias del medio originadas por las condiciones del subdesarrollo y los desastres naturales plantean graves problemas y, la mejor manera de subsanarlas es el desarrollo acelerado mediante la transferencia de cantidades considerables de asistencia financiera y tecnológica que complemente los esfuerzos internos de los países en desarrollo y la ayuda oportuna que pueda requerirse.
Principio 10. Para los países en desarrollo, la estabilidad de precios y la obtención de ingresos adecuados de los productos básicos y las materias primas son elementos esenciales para la ordenación del medio, ya que han de tenerse en cuenta tanto los factores económicos como los procesos ecológicos.
Principio 11. Las políticas ambientales de todos los estados deberían estar encaminadas a aumentar el potencial de crecimiento actual ó futuro de los países en desarrollo y no deberían menoscabar ese potencial ni obstaculizar el logro de mejores condiciones de vida para todos y, los estados y las organizaciones internacionales deberían tomar las disposiciones pertinentes con miras a llegar al acuerdo para hacer frente a las consecuencias económicas que pudieran resultar, en los planos nacional e internacional, de la aplicación de medidas ambientales.
Principio 12. Deberían destinarse recursos a la conservación y mejoramiento del medio, teniendo en cuenta las circunstancias y las necesidades especiales de los países en desarrollo y cualesquiera gastos que pueda originar a estos países la inclusión de medidas para la conservación del medio en sus planes de desarrollo, así como la necesidad de prestarles, cuando lo soliciten, más asistencia financiera internacional con ese fin.
Principio 13. A fin de lograr una más racional ordenación de los recursos y mejorar así las condiciones ambientales, los estados deberían adoptar un enfoque integrado y coordinado de la planificación de su desarrollo de modo que quede asegurada la compatibilidad del desarrollo con la necesidad de proteger y mejorar el medio humano en beneficio de su población.
Principio 14. La planificación racional constituye un instrumento indispensable para conciliar las diferencias que puedan surgir entre las exigencias del desarrollo y la necesidad de proteger y mejorar el medio.
Principio 15. Debe aplicarse la planificación a los asentamientos humanos y a la urbanización con miras a evitar repercusiones perjudiciales sobre el medio y a obtener los máximos beneficios sociales económicos y ambientales para todos. A este respecto deben abandonarse los proyectos destinados a la dominación colonialista y racista.
Principio 16. En las regiones en que exista el riesgo de que la tasa de crecimiento demográfico o las concentraciones excesivas de población perjudiquen al medio o al desarrollo, o en que la baja densidad de población pueda impedir el mejoramiento del medio humano y obstaculizar el desarrollo, deberían aplicarse políticas demográficas que respetasen los derechos humanos fundamentales y contasen con la aprobación de los gobiernos interesados.
Principio 17. Debe confiarse a las instituciones nacionales competentes la tarea de planificar, administrar o controlar la utilización de los recursos ambientales de los estados con miras a mejorar la calidad del medio.
Principio 18. Como parte de su contribución al desarrollo económico y social se deben utilizar la ciencia y la tecnología para descubrir, evitar y combatir los riesgos que amenazan al medio, para solucionar los problemas ambientales y para el bien común de la humanidad.
Principio 19. Es indispensable una labor de educación en cuestiones ambientales, dirigida tanto a las generaciones jóvenes como a los adultos y que preste la debida atención al sector de población menos privilegiado, para ensanchar las bases de una opinión pública bien informada y de una conducta de los individuos, de las empresas y de las colectividades inspirada en el sentido de su responsabilidad en cuanto a la protección y mejoramiento del medio en toda su dimensión humana. Es también esencial que los medios de comunicación de masas eviten contribuir al deterioro del medio humano y difundan, por el contrario, información de carácter educativo sobre la necesidad de protegerlo y mejorarlo, a fin de que el hombre pueda desarrollarse en todos los aspectos.
Principio 20. Se deben fomentar en todos los países, especialmente en los países en desarrollo, la investigación y el desenvolvimiento científicos referentes a los problemas ambientales, tanto nacionales como multinacionales. A este respecto, el libre intercambio de información científica actualizada y de experiencia sobre la transferencia debe ser objeto de apoyo y asistencia, a fin de facilitar la solución de los problemas ambientales; las tecnologías ambientales deben ponerse a disposición de los países en desarrollo en condiciones que favorezcan su amplia difusión sin que constituyan una carga económica excesiva para esos países.
Principio 21. De conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y con los principios del derecho internacional, los estados tienen el derecho soberano de explotar sus propios recursos en aplicación de su propia política ambiental y la obligación de asegurar que las actividades que se lleven a cabo dentro de su jurisdicción o bajo su control no perjudiquen al medio de otros estados o de zonas situadas fuera de toda jurisdicción nacional.
Principio 22. Los estados deben cooperar para continuar desarrollando el derecho internacional en lo que se refiere a la responsabilidad y a la indemnización a las víctimas de la contaminación y otros daños ambientales que las actividades realizadas dentro de la jurisdicción o bajo el control de tales estados causen a zonas situadas fuera de su jurisdicción.
Principio 23. Sin perjuicio de los criterios que puedan acordarse por la comunidad internacional y de las normas que deberán ser definidas a nivel nacional, en todos los casos será indispensable considerar los sistemas de valores prevalecientes en cada país y la aplicabilidad de unas normas que, si bien son válidas para los países más avanzados, pueden ser inadecuados y de alto costo social para los países en desarrollo.
Principio 24. Todos los países, grandes o pequeños, deben ocuparse, con espíritu de cooperación y de pie de igualdad, en las cuestiones internacionales relativas a la protección y mejoramiento del medio. Es indispensable cooperar, mediante acuerdos multilaterales o bilaterales o por otros medios apropiados, para controlar, evitar, reducir y eliminar eficazmente los efectos perjudiciales que las actividades que se realicen en cualquier esfera puedan tener para el medio, teniendo en cuenta debidamente la soberanía y los intereses de todos los estados.
Principio 25. Los estados se asegurarán de que las organizaciones internacionales realicen una labor coordinada, eficaz y dinámica en la conservación y mejoramiento del medio.
Principio 26. Es preciso librar al hombre y a su medio de los efectos de las armas nucleares y de todos los demás medios de destrucción en masa. Los estados deben esforzarse por llegar pronto a un acuerdo, en los órganos internacionales pertinentes, sobre la eliminación y destrucción completa de tales armas.
Cátedra Abierta, Mariano Sollazzo, Medio Ambiente, Silvia De Marco, SUMARconCIENCIAS, UFASTA