En esta entrevista, Ernestina comparte su viaje desde la incertidumbre inicial hasta descubrir su pasión por la ingeniería ambiental, explorando los momentos clave que la llevaron a encontrar su vocación, los desafíos en la transición al mundo laboral y su búsqueda de crecimiento profesional a través de una maestría en Alemania.
Cuando finalicé la escuela, la verdad es que no sabía qué quería estudiar. Tenía un abanico de opciones, y entre ellas siempre estuvo considerar una ingeniería debido a mi interés por la física, matemáticas y química. Al revisar la oferta de la Universidad Nacional de Mar del Plata, desconocía por completo la existencia de la ingeniería ambiental en FASTA y ninguna de las tradicionales me llamaba la atención, aunque tal vez me inclinaba un poco más hacia ingeniería química, pero tampoco me entusiasmaba demasiado.
Fue durante una cena con amigos en común que me encontré con Victoria Asili, Profesora e Ing. Ambiental graduada de la FI UFASTA. Ella me mencionó su carrera y me explicó sobre el plan de estudios. Me interesó mucho porque se alineaba perfectamente con mis intereses, así que terminé eligiendola.
Siempre he tenido una experiencia excelente, tanto con las materias como con los profesores. Al tratarse de un curso reducido, se establece una relación distinta con los profesores, quienes están constantemente dispuestos a ayudarte y a impulsarte a superarte a ti mismo. De hecho, hasta el día de hoy mantengo contacto con una de las profesoras, Marita Naser, quien incluso me sigue brindando apoyo en mi maestría. En resumen, mi experiencia ha sido muy positiva, tanto en relación con los profesores como en la vivencia del cursado.
En mi tesis, titulada «Remediación del agua de la ciudad de Las Flores: análisis de la situación y propuesta de mejora para la salud pública», realicé una caracterización del agua de Las Flores y diseñé una planta de tratamiento para reducir los niveles de arsénico, el cual era el problema principal que aquejaba a esta localidad que queda a 150 kilómetros de distancia de Tandil.
Durante mis prácticas en la municipalidad de Las Flores, impulsadas en parte por la pandemia y la modalidad virtual de cursado, surgió la oportunidad de abordar este tema como tema de tesis. Para llevar a cabo este proyecto, recibí el apoyo de Marita, quien me puso en contacto con una doctora del ITBA en Buenos Aires, donde realicé la caracterización del agua y algunas pruebas adicionales.
Debido a vínculos familiares, tengo un arraigo personal con la zona; mi madre nació allí y mis abuelos vivieron en esa localidad. Incluso, aunque ya no estén presentes, aún conservamos una casa en Las Flores, y tengo la oportunidad de visitarla con frecuencia, lo que me permitió tomar conciencia del problema del agua en la región.
Terminé mis estudios en diciembre de 2022 e inicié una búsqueda activa de empleo. Sin embargo, me encontré con la dificultad de que muchas empresas requerían que ya tuviera el título en mano, el cual obtuve en julio de 2023.
Durante este proceso, me di cuenta de lo frustrante que puede ser la transición de la vida académica al mundo laboral, especialmente en lo que respecta a las entrevistas y el proceso de selección para un puesto. Fue entonces cuando decidí inscribirme en una maestría para seguir desarrollándome profesionalmente. Esta opción ofrecía la oportunidad de obtener una beca para cursar un semestre en Alemania. Aproximadamente un mes después de matricularme, después de varias entrevistas y evaluaciones, recibí la noticia de que había sido seleccionada para la Maestría en Informática Industrial con una beca otorgada por el Centro Universitario Argentino Alemán (CUAA-DAHZ).
Hoy estoy en Alemania, específicamente en Emden, una ciudad al norte del país, cerca del Mar del Norte y de los Países Bajos. Es una experiencia muy enriquecedora, no solo por lo que estoy aprendiendo académicamente, sino también por la diversidad cultural que encuentro aquí.
La universidad ofrece programas en alemán e inglés, lo que atrae a estudiantes de diversos países como India, Polonia, Hungría y Turquía. Esta interacción multicultural no solo enriquece mi desarrollo profesional, sino también personal. A pesar de las diferencias culturales, encuentro esta experiencia extremadamente gratificante.
Mi objetivo es seguir creciendo profesionalmente, ya que creo firmemente que la carrera no termina cuando se obtiene el título universitario. Siempre hay que estar dispuesto a seguir aprendiendo, a través de la formación continua y la adquisición de nuevas habilidades.
Cuando decidí inscribirme en este máster, que no está directamente relacionado con mi carrera, y recibí la beca, tuve mis dudas al principio. Sin embargo, lo vi como una oportunidad para ampliar mis conocimientos y mejorar tanto profesional como personalmente.
Creo que es importante mantener una mentalidad abierta y estar siempre dispuesto a aprovechar las oportunidades que se presenten para seguir creciendo.
En principio, que disfruten de la carrera. Sé que a veces puede resultar difícil encontrar placer en medio de los exámenes, las exigencias y los trabajos prácticos, pero que traten de disfrutar el proceso porque el tiempo pasa rápido. Además, que recuerden que siempre tendrán a los profesores a su disposición. Ellos estarán allí para ayudarles y compartir su conocimiento.
La Ingeniería Ambiental es una carrera hermosa y su importancia sigue creciendo cada vez más. Así que aprovechen la oportunidad de aprender y crecer en esta área. Personalmente, me encantó estudiar Ingeniería Ambiental y estoy seguro de que también disfrutarán de esta experiencia.
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