En la segunda edición de la convocatoria «Soluciones Innovadoras para Desafíos de Software», organizada por la Fundación Sadosky y el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, se han destacado proyectos en diversas áreas como transición energética, industria satelital, inteligencia artificial para predecir enfermedades y tecnología aplicada al sistema judicial. Estos, anunciados recientemente como ganadores, recibirán un total de 200 millones de pesos para su desarrollo, promoviendo la innovación a través de la colaboración público-privada y el conocimiento científico argentino.
En esta ocasión, destaca uno presentado por la Universidad FASTA junto a la Fundación Cardiológica Correntina. Esta iniciativa se centra en la utilización de la inteligencia artificial (IA) para la digitalización de electrocardiogramas, permitiendo así predecir el desarrollo de patologías cardíacas.
El Dr. Gustavo Meschino y la Dra. Virginia Ballarín, profesores de la Universidad FASTA que trabajan juntos desde hace más de 25 años, nos contaron un poco más acerca del proyecto, el cuál está integrado, a su vez, por los ingenieros informáticos Daniel Francisco Albornoz y Cristian Sposato, el Ing. en Sistemas Fabián Bobadilla, y el Ing. en Electrónica Carlos Daniel Ramirez Maisuls, estos últimos dos provenientes de Corrientes.
La colaboración entre la Universidad FASTA y la Fundación Cardiológica Correntina se originó a través de la Sociedad Argentina de Bioingeniería, a la cual Meschino pertenece en calidad de tesorero desde 2017, y de donde la Dra. Ballarín fue presidente en el 2015. Después de escuchar la conferencia de apertura de Virginia en el XXIII Congreso Argentino de Bioingeniería y XII Jornadas de Ingeniería Clínica de 2022, el Dr. Santiago Manzolillo, líder en la Fundación Cardiológica, quien tenía un fuerte interés en investigación además de su formación médica, se puso en contacto con el equipo.
«La Sociedad Cardiológica de Corrientes posee una extensa base de datos de electrocardiogramas en forma de imágenes, lo que impulsó la idea de alimentar una red neuronal con estas imágenes para obtener información directamente de ellas. Si esto no fuera factible, se consideraría utilizar los parámetros de las imágenes, como alturas y picos, como datos para entrenar una red que emule la interpretación de un médico de electrocardiogramas», destacó Ballarín.
«El trabajo se enfoca en procesar registros de electrocardiogramas obtenidos directamente de dispositivos que capturan estas señales, los cuales se presentan como imágenes de las diversas derivaciones del ECG. Estas derivaciones representan las ubicaciones predefinidas en el pecho donde se colocan los electrodos. Se recopilan múltiples registros de cada derivación y se combinan en una imagen que representa el electrocardiograma convencional. El objetivo principal es utilizar estas imágenes para estimar la edad y el sexo del paciente mediante un sistema de inteligencia artificial. Este sistema aprende a identificar patrones que corresponden a pacientes masculinos o femeninos y a estimar la edad asociada a cada electrocardiograma. Es importante destacar que este enfoque de inteligencia artificial se basa en matemáticas y no implica una verdadera inteligencia. El sistema memoriza características específicas en forma de parámetros y generaliza su conocimiento para realizar estimaciones precisas en nuevos registros, contribuyendo así a la atención médica avanzada y no está relacionado con la generación de información falsa en el proyecto», explicó el Dr. Meschino.
El proyecto tiene una duración de un año y actualmente se enfoca en la limpieza y curado de registros de electrocardiogramas, asegurando la calidad de los datos. Luego, se separan los registros patológicos de los normales y se procede a entrenar un sistema de inteligencia artificial con los registros normales. La etapa siguiente implica poner a prueba el sistema con registros patológicos para evaluar su capacidad de detección de casos anómalos. Este es solo el primer paso del proyecto, y se espera una colaboración continua entre expertos en tecnología y profesionales médicos para mejorar y expandir el sistema. La disponibilidad de datos de alta calidad es esencial para el éxito del proyecto, y su particularidad radica en que utiliza datos de pacientes argentinos, lo que lo hace especialmente relevante para la población de Argentina debido a su diversidad étnica y características específicas.
El proyecto se lleva a cabo en el marco del grupo de «Informática y salud», que abarca a las facultades de Ingeniería y de Ciencias Médicas de FASTA, el cual es dirigido por la Dra. Virginia Ballarín y el Dr. Gustavo Meschino. Esta colaboración resalta la importancia de la bioingeniería como disciplina que requiere la comprensión mutua entre médicos y profesionales de la tecnología para abordar desafíos de investigación y desarrollo de soluciones médicas innovadoras.
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