El aumento continuado de la población urbana conlleva nuevos desafíos que la sociedad deberá enfrentar y resolver
rápidamente, dado que este proceso se lleva a cabo a un ritmo cada vez más acelerado. Según datos del Banco Mundial, el porcentaje de población urbana es de más de 55% a nivel mundial en 2018. Según estimaciones de la ONU, el 70% de la población mundial vivirá en ciudades para el año 2050. Este hecho es más acentuado en América Latina. Particularmente Argentina, y también según datos del Banco Mundial, ya tenía un 92% de población urbana en 2018. Por otro lado, no podemos olvidar que uno de los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU (2), el objetivo 11 específicamente, se refiere a las ciudades y comunidades sostenibles. Este objetivo, a su vez está interrelacionado con otros como salud y bienestar, educación, etc. Claramente, el centro de las iniciativas en las ciudades inteligentes debe ser mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, comenzando por una vivienda digna.

La disponibilidad de información y la posibilidad de actuar de manera inmediata sobre variables clave como pueden ser la calidad del aire, del agua, la gestión de los desechos, el uso racional de la energía, de los espacios públicos, encuentran en las TICs un viabilizador natural para el abordaje de estas importantes cuestiones. Desde hace años ya, distintas ciudades del mundo, observando esta oportunidad, han emprendido una variedad de iniciativas, a veces a modo de pruebas piloto, sobre problemáticas que podríamos llamar
“verticales”, es decir, correspondientes a un área particular. En ese proceso, y tendiendo a maximizar la inversión en infraestructura, surgió claramente la necesidad de integrar distintos sistemas en una plataforma común de la ciudad, permitiendo el libre flujo de información entre ellos para obtener una respuesta más inteligente y dando lugar a la aparición de casos de uso “cross-domain”. Paralelamente, distintos abordajes e implementaciones se fueron produciendo, de manera más o menos inconexa, en distintos ámbitos geográficos, en vista a resolver, en muchos casos, los mismos problemas.

Dado que los problemas urbanos típicos se repiten, al menos hasta un cierto punto, pronto se hizo evidente la necesidad de racionalizar los esfuerzos, de modo de poder capitalizar lo ya hecho y poder centrarse en nuevas soluciones que permitieran conformar y vigorizar, con la mayor celeridad posible, un “ecosistema”
tecnológico de respuesta.

Este nuevo grupo de investigación sobre “Internet de las Cosas” (IoT, Internet of Things), ha centrado sus esfuerzos en problemas vinculados a Ciudades Inteligentes desde el enfoque, justamente, de IoT, porque consideramos tanto la urgencia, como la novedad, el potencial impacto económico, y la necesidad de
transferencia de estas tecnologías a las ciudades de la región.