La promoción de la salud fomenta cambios en el ambiente social que ayudan proteger la salud de las comunidades. Incluye las acciones dirigidas a favorecer la incorporación de prácticas individuales y comunitarias saludables, como también la modificación de las condiciones sociales, ambientales y económicas, con el fin de reducir las desigualdades sanitarias.

La patología cardiovascular, la diabetes, el cáncer, las neumopatías crónicas, y las lesiones son las enfermedades no transmisibles responsables, de más del 60% de las muertes y del 50% de los años de vida perdidos por muerte prematura en la República Argentina (MSRA, 2018). En este sentido, el tabaquismo, el sedentarismo, una dieta inadecuada y el consumo excesivo de alcohol son factores de riesgo reconocidos en la génesis de las enfermedades crónicas.

A nivel mundial, la Organización Mundial de la Salud (2014) estima que la hipertensión ha causado 9,4 millones de fallecimientos y el 7% de la carga de morbilidad en forma anual. La inactividad física causa 3,2 millones de defunciones y la pérdida de 69,3 millones de años de vida ajustados por discapacidad (AVAD) en el mundo. Además, se estima que anualmente mueren aproximadamente seis millones de personas debido al consumo de tabaco, incluidas más de 600 000 muertes a causa de la exposición al humo ajeno, de las cuales 170 000 son de niños.

A su vez, el consumo excesivo de alcohol causa 3,3% de las muertes y 5,1% de los AVAD perdidos en la población mundial, y se relaciona con más de 60 enfermedades y traumatismos, aparte de sus efectos psicosociales en individuos, familias y comunidad. Por tanto, los pilares de la promoción de la salud comprenden el desarrollo de políticas públicas saludables, la promoción de ciudades saludables y el empoderamiento de la comunidad en relación con los conocimientos en materia sanitaria.

El enfoque de entornos saludables, un enfoque de promoción de la salud, implica un método multidisciplinario para promover la salud y prevenir enfermedades a través de un “sistema completo” en lugares o contextos sociales en los que las personas participan en actividades diarias, donde los factores ambientales, organizacionales y personales interactúan para afectar salud y el bienestar.

En virtud del impacto que asumen las acciones de promoción de la salud se requiere “actuar desde la evidencia” a fin de reducir posibles desaciertos. La utilización de información actualizada, confiable y respaldada objetivamente, proporciona las bases sustentables para la implementación de intervenciones efectivas. En este sentido, la Universidad se erige como un actor principal a partir de la producción de conocimientos científicos que abonen a la gestación de políticas públicas saludables.

Al considerarse el mismo sistema sanitario como un determinante de la salud, esta  línea propuesta encuentra ella múltiples dimensiones del sistema de salud íntimamente relacionadas tanto desde el nivel desarrollo teórico-conceptual como en la implementación de los procesos y estrategias de promoción de la salud.