Parece una obviedad preguntarse porque es bueno tener emprendedores. Parece fácil la respuesta pero les diría que hay mucha literatura sobre eso más que nada basada en teorías de desarrollo económico, pero quizá lo simple de entender es que los emprendedores crean nuevas empresas con sus productos, pueden generar aumentos de productividad y una cuestión a mi interés no menor, generan trabajo que mejora la calidad de vida de la gente y así sigue funcionando un circulo virtuoso necesario.
Una economía que se precie de funcionar adecuadamente necesita generar nuevas empresas y esto es función de los emprendedores. Así por una explicación sencilla pero poderosa en sus alcances se hace necesario crear un clima que permita que los emprendedores se desarrollen. Ese es el primer punto de partida: generar ese caldo de cultivo trasmitiéndoles la necesidad de los emprendedores y acercarles los instrumentos de apoyo que necesitan.
Es cierto que el emprendedor no inicia su camino con este pensamiento macro. A veces, quizá muchas en este país, este se inicia como resultado de inconvenientes laborales que lo llevan a optar por su autoempleo. Convertir ese inicio en algo de calidad dependerá del emprendedor, de su formación y capacidad de innovación.
Hay una mezcla de oportunidad y necesidad en cada emprendedor al iniciar su marcha y que lo moviliza. También es real que el impacto económico del emprendedor depende de la calidad del emprendimiento. Hart (2003)[1]indica que una actividad emprendedora exitosa necesita novedad y dinamismo. Esto hace que el emprendedor hace de manera diferente algo.
Tampoco podemos dejar de mencionar a Joseph Schumpeter (1883-1950) economista que planteo el tema del emprendedor y su papel en el desarrollo acuñando la frase conocida de “destrucción creativa” donde este llevaba a cabo la innovación que garantizaba el progreso humano. En su obra “Teoría del desenvolvimiento económico” (1967) indica que el desarrollo es la puesta en práctica de nuevas combinaciones que no necesariamente salen de las empresas que controlan el proceso si no del emprendedor. “no son los dueños de las diligencias quienes construyen los ferrocarriles”.
Va aún más allá al indicar que el tema no se focaliza en las preferencias del consumidor, que él considera dadas, si no en el productor que “le enseña a necesitar nuevas cosas que difieran en algún aspecto a las ya existentes” (1967).
No es la idea de este articulo introducirse en la Teoría de Schumpeter si no presentar algunas de sus ideas que cobran un aspecto importante en este tema y pueden configurar cierto camino para el emprendedor sin caer en los “ consejos de barman” sobre cómo ser emprendedor en 15 minutos y un rato más.
Las categorías que plantea este autor son:
- Introducir un producto nuevo o una nueva calidad de este.
- Introducir un nuevo método de producción
- Apertura de un nuevo mercado
- Conquistar una nueva fuente de financiamiento
- Crear una posición de monopolio o bien anular una posición de monopolio existente con anterioridad.
Lo anterior no es diferente de lo planteado en el llamado Manual de Oslo (2005) de la OCDE (Organización para la Cooperación económica y Desarrollo de la Comunidad Europea)[2] que agrupa a las innovaciones.
¿Y cuáles son los obstáculos que el emprendedor debe afrontar?:
- La incertidumbre de los datos. La información
- Los obstáculos psíquicos. La aversión al cambio
- Los obstáculos del medio, el fracaso técnico, comercial etc.
Todo comportamiento humano requiere una planificación que ayude a mejorar las decisiones en incertidumbre. Para esto es que trabajamos en la catedra de Formulación y Evaluación de Proyectos de esta Facultad.
[1] HART, M. (2003): “Entrepreneurship Policy: What It Is and Where It Came From.” In M. Hart, (ed.), The Emergence of Entrepreneurship Policy: Governance, Start–ups and Growth in the US Knowledge Economy. Cambridge, UK: Cambridge University Press, pp. 3-19.
[2] Oslo. Directrices para la recogida e interpretación de información relativa a innovación. OECD. Comunidad de Madrid.2006