El Rector de la Universidad FASTA, Dr. Juan Carlos Mena, participó del IV Encuentro Internacional de Rectores Universia, los días 21 y 22 de mayo de 2018 en Salamanca. Dicho encuentro, celebrado en el marco del VIII centenario de su Universidad y con el lema “Universidad, Sociedad y Futuro”, ha permitido a más de 700 rectores y representantes académicos de 26 países reflexionar juntos sobre la Universidad del siglo XXI en un momento de profundo cambio y su papel clave en el desarrollo social.
Salamanca ha sido testigo del poder de la reflexión, el diálogo y el intercambio de experiencias con el objetivo de acelerar la transformación digital y la modernización de las universidades, concretar medidas y ejecutarlas.
Las conclusiones del Encuentro se fundamentan en la Declaración de Salamanca, un documento que detalla las acciones y programas surgidos de los tres ejes de debate del Encuentro: ‘Formar y aprender en un mundo digital’, ‘Investigar en la Universidad, ¿un paradigma en revisión?’, y ‘La contribución de la universidad al desarrollo social y territorial’.
Uno de los mayores retos de la Universidad es la adaptación de la enseñanza al mundo digital y al nuevo contexto laboral. En este sentido, la Declaración de Salamanca afirma la responsabilidad de las universidades para flexibilizar y aplicar métodos educativos innovadores, así como para repensar los procesos organizativos y administrativos de acuerdo con las posibilidades de la era digital. En cuanto a la oferta formativa, los líderes académicos proponen una transformación hacia modelos híbridos, donde se combina la efectividad de la enseñanza presencial con la flexibilidad de la educación online, y una formación continua y adaptada a las necesidades de cada estudiante.
La Universidad se enfrenta a dos principales retos relacionados con la investigación y la formación de investigadores: por un lado, el surgimiento de nuevos organismos investigadores públicos y privados, y, por otra parte, una pérdida de valor y reconocimiento de esta labor en la sociedad. Para hacer frente a estos desafíos, los líderes académicos coinciden en que las universidades deben interactuar y colaborar con los nuevos agentes en investigación e informar y explicar a la sociedad qué investiga, por qué lo hace y con qué fin. La investigación debe ser abierta, participativa y colaborativa, lo que obliga también a revisar los métodos de financiación y evaluación de las universidades y de los investigadores.
En cuanto a la Contribución al desarrollo social y territorial, los debates mantenidos sobre el impacto social de la Universidad ponen de manifiesto su papel como referente de equidad y diversidad y como agente transformador del sistema económico y social. Con el objetivo de eliminar las desigualdades sociales, la Universidad necesita fortalecer las colaboraciones con diferentes sectores de la sociedad, incluyendo la iniciativa privada, las comunidades locales, los medios de comunicación y la clase política, así como otras universidades.
En conclusión, la era digital requiere una Universidad que sea capaz no solo de adaptarse sino de liderar el cambio. Existen pocas certezas en este mundo de transformación acelerada, pero una de ellas es que la Educación Superior es indispensable en la construcción de una sociedad más inclusiva y equitativa, más competitiva, productiva, sostenible y más humana.