El Observatorio Universitario de la Ciudad de la Universidad Fasta mide, desde 2014, la dispersión de precios en 25 productos alimenticios idénticos en distintas zonas y tipos de comercios ubicados en Mar del Plata. Los resultados del último estudio confirman una vez más el alto grado de variabilidad entre los valores de algunos de los productos más consumidos por la población.
En un contexto de elevada y persistente inflación, el Observatorio Universitario de Fasta advirtió sobre el alto grado de dispersión que presentan los precios de 25 productos alimenticios envasados, considerados entre los más consumidos por la población.
El informe se basa en un relevamiento realizado durante la primera semana del mes de marzo, mediante el cual fueron registrados los precios de venta de un conjunto de artículos de marcas y presentaciones idénticas.
El trabajo de campo se desarrolló durante una misma jornada en 48 comercios de venta minorista distribuidos en 8 zonas de la ciudad, incluyendo a dos despensas, dos minimercados y dos supermercados por zona.
Al medir la dispersión absoluta, es decir la diferencia entre los precios mínimos y máximos, se observó que los productos que presentaron los valores más dispares fueron el queso cremoso, el aceite de girasol, la manteca y el café. A modo de ejemplo, para el kilo de queso cremoso se registró un precio mínimo de $430 y un máximo de $760, para el aceite de girasol, $90 y $234, para la manteca, $70 y 189 y para el café de $100 y $212,9.
Para poder comparar la variabilidad de los precios de los productos seleccionados (desde 2014, fueron relevados los mismos 25 productos), también se midió la dispersión relativa, es decir el porcentaje de variación en relación al precio promedio de cada producto. Como resultado se determinó que la polenta (31%), el té (25%) y el azúcar B (25%) fueron los que presentaron la mayor diferencia de precios en referencia a su valor promedio. Mientras, el azúcar A (9%), las salchichas (9%) y los tallarines (10%), mostraron la menor dispersión relativa.
Otro de los resultados obtenidos, consideró el comportamiento de los precios en función de su ubicación geográfica, siendo la zona número 8 (delimitada por Arturo Alió, Río Negro, San Juan y Alvarado) la que presentó una mayor dispersión relativa con un coeficiente de 13,58%. Y la zona con menor dispersión relativa fue la número 6 (Carlos Gardel, Alvarado, Italia, Juan B. Justo, Av. Centenario (Champagnat) e Irala), con un coeficiente de 5,17%.
El Observatorio de la Ciudad pudo establecer que el comercio que ofrecía los 25 productos relevados al precio más bajo, lo hacía por un valor de $2592, y el más caro por $3375, con una diferencia de 30,2% entre ambos. Sin embargo, para conseguir la totalidad de estos productos al menor precio posible, un consumidor debería recorrer 7 de las 8 zonas en las que se dividió a la ciudad y visitar 19 de los 48 comercios relevados, concurriendo a 10 supermercados, 5 minimercados y 4 despensas diferentes.
Al describir las principales conclusiones que arrojó el estudio, el coordinador del Observatorio, Gabriel Coronello Aldao, señaló que los datos muestran que “en contra de lo que suele indicar la teoría económica clásica no siempre los precios de productos idénticos presentan un mismo valor en un mismo mercado y en un mismo momento”.
“Los contextos de inflación generan múltiples problemas en el funcionamiento del sistema económico. Una de ellas consiste en las dificultades de la oferta y de la demanda para determinar los precios adecuados. En definitiva, quien vende duda sobre cuánto debe cobrar y fundamentalmente quien compra no tiene referencias sobre cuánto debe pagar”, explicó.
Al comparar los resultados del estudio con los obtenidos desde 2014 a la fecha, se advirtió que, tal como se comprobó en el pasado, la dispersión de precios asociada a los altos niveles de inflación es un fenómeno evidente y persistente en la ciudad de Mar del Plata.